Resumen
A. Riqueza extrema
Cada vez más personas tienen que hacer frente a los crecientes costes. Al mismo tiempo, los superricos se hacen cada vez más ricos. Tómese un momento para ver el vídeo de este capítulo, que ilustra de forma contundente la enorme brecha de riqueza que existe entre los superricos y el resto de nosotros. A continuación, estudie los capítulos siguientes para entender cómo esta desigualdad extrema también causa otros grandes problemas de nuestro mundo, como la pobreza, los refugiados, la contaminación, el malestar social y las guerras.
B. Tres profesores
- Profesor Ricchiuti Destaca cómo la acumulación de riqueza entre unos pocos está exacerbando los desafíos económicos y perjudicando la prosperidad general.
- Profesor Piketty Presenta cuatro reformas transformadoras diseñadas para abordar la desigualdad de riqueza y promover una estructura económica más justa.
- Profesor Tobochnik Proporciona evidencia convincente de que la única solución efectiva para combatir las consecuencias de la concentración de la riqueza es un impuesto global a la riqueza de los súper ricos.
C. Cuatro hechos
- La gran falla de nuestro sistema financiero: Es necesario advertir a la población de que nuestro sistema financiero actual es el problema central de todos los problemas importantes de nuestro mundo. Se necesitan reformas urgentes para restablecer el equilibrio de nuestro sistema financiero.
- Nuestro sistema financiero crea un círculo vicioso de malestar y guerras: La riqueza extrema causada por nuestro sistema financiero está alimentando la desigualdad extrema, el conflicto y el colapso social.
- Nuestro sistema financiero nos ha dejado en un callejón sin salida político: Los sistemas políticos actuales están estancados e incapaces de abordar la crisis. Sin embargo, se puede ofrecer esperanza proponiendo cambios audaces que puedan superar esta parálisis. La humanidad se encuentra en una encrucijada crítica.
- Estamos a punto de dar nuestro próximo paso evolutivo: la Revolución Financiera: La humanidad ha alcanzado algunos hitos importantes en su evolución y está a punto de dar el siguiente paso evolutivo cambiando su sistema financiero.
D. Nuevas reglas del juego
Cuando las reglas cambian, el juego cambia. Por eso, crear un mundo mejor empieza por reescribir las reglas que rigen nuestra economía y sociedad. A continuación, se presentan tres propuestas audaces que abordan las deficiencias fundamentales del sistema financiero actual. Estas no se basan en ideologías, sino en la equidad, la sostenibilidad y la prosperidad compartida.
- Un impuesto al patrimonio para los súper ricos: Recuperando la Prosperidad Compartida. Un impuesto anual 30% sobre los activos netos superiores a 10 millones de euros para reequilibrar las concentraciones extremas de riqueza.
- Participación en las utilidades de los empleados: Recompensas justas para quienes generan valor. Exigir a todas las empresas que compartan el 50% de sus ganancias netas con los empleados que contribuyen a generarlas.
- Alivio fiscal para trabajadores: Alivio de la carga laboral. Reducir los impuestos sobre la renta de forma generalizada para todos los trabajadores, aliviando así la carga financiera de quienes trabajan a diario.
Estas nuevas reglas no son radicales, sino razonables. Nos muestran el camino a seguir: de una economía que toma a una que da. De acumular riqueza a invertir en los demás. Esto no es solo una revolución financiera, sino un movimiento para construir vidas con sentido, dignidad y éxito compartido.
E. Voto
¿Estás tú también listo para respaldar estas nuevas y audaces reglas que dan forma a un mundo mejor para todos?
El momento es ahora.
Emite tu voto y ayuda a amplificar este movimiento.
Difunde el mensaje con lo que lees, usas y compartes. Nuestros libros, calcomanías, gorras y camisetas son temas de conversación, gritos de guerra y símbolos de un futuro por el que vale la pena luchar. Dilo. Vístelo. Vívelo.
A. Riqueza extrema
Cada vez más personas tienen que hacer frente a los crecientes costes. Al mismo tiempo, los superricos se hacen cada vez más ricos. Tómese un momento para ver el vídeo que aparece a continuación. Ilustra de forma contundente la enorme brecha de riqueza que existe entre los superricos y el resto de nosotros. A continuación, estudie los capítulos siguientes para entender cómo esta desigualdad extrema también causa otros grandes problemas de nuestro mundo, como la pobreza, los refugiados, la contaminación, el malestar social y las guerras.
B. Tres profesores
1. Profesor Ricchiuti
Vea a continuación la charla TED del profesor Ricchiuti: es una poderosa llamada de atención. Revela cómo la concentración extrema de riqueza entre los superricos en realidad está frenando nuestras economías. Como dice, "Algo realmente tiene que cambiar".
En la charla, Ricchiuti explica que las grandes corporaciones, en su mayoría propiedad de los más ricos, tienen miles de millones de dólares en efectivo, pero en lugar de reinvertirlos para crear empleos o impulsar la innovación, están recomprando sus propias acciones y aumentando los dividendos. Esto aumenta los precios de sus acciones (y la riqueza de los superricos) mientras que hace poco por los trabajadores comunes y corrientes o la economía real. Si bien la ingeniería financiera ha proporcionado ganancias récord a los que están en la cima, está dejando de lado a todos los demás.
Pero lo más importante es que hay una mejor manera de avanzar. Es hora de impulsar una economía que funcione para todos, que priorice el crecimiento real, las oportunidades y la prosperidad compartida. Vea el video, inspírese y únase al llamado al cambio, porque juntos podemos construir una economía que nos ayude a todos.
2. Profesor Piketty
Mire a continuación el inspirador video del Profesor Piketty, donde expone cuatro pasos poderosos para construir un futuro más justo y más fuerte para todos nosotros.
En su charla, Piketty destaca los cambios que podrían transformar nuestras economías y generar oportunidades reales. En primer lugar, aboga por una progresividad fiscal justa, garantizando que todos paguen su parte. A continuación, pide un registro financiero global para aumentar la transparencia y mantener la riqueza bajo control. Hace hincapié en hacer que la educación y los empleos bien remunerados sean accesibles para todos, ayudando a las personas a prosperar. Por último, señala la reducción de la deuda pública, lo que permitiría inversiones vitales en educación, salud, protección ambiental e infraestructura.
No se trata de meras ideas, sino de los pilares de un futuro más brillante. Imaginemos un mundo en el que las oportunidades estén al alcance de todos y en el que nuestros recursos compartidos impulsen el progreso, no solo para unos pocos, sino para todos. Veamos el vídeo y comprometámonos a impulsar estos cambios esenciales. Juntos, podemos crear un mundo más equitativo, paso a paso.
3. Profesor Tobochnik
En la reveladora charla TED que aparece a continuación, el profesor Tobochnik utiliza un poderoso modelo matemático para mostrar cómo podemos abordar uno de los mayores desafíos actuales: la concentración extrema de la riqueza. ¿Su conclusión? Un impuesto global sobre el patrimonio es la clave para detener los efectos nocivos que este desequilibrio tiene sobre nuestras economías y sociedades.
“No es una idea descabellada”, afirma. Con el respaldo de una investigación pionera del economista Thomas Piketty, Tobochnik destaca cómo un impuesto mundial sobre la riqueza podría generar un cambio transformador. ¿Por qué global? Porque evita que la riqueza quede oculta, garantizando la equidad y la transparencia a través de las fronteras.
Imagine un mundo en el que la riqueza apoye a las comunidades en lugar de acumularse en manos de unos pocos. Esta solución no es solo teórica: es alcanzable. Vea el video, inspírese y únase al movimiento hacia un futuro equilibrado y próspero para todos. Juntos, podemos impulsar un cambio que nos beneficie a todos, no solo a unos pocos.
C. Cuatro hechos
1. La gran falla de nuestro sistema financiero
El video que aparece a continuación arroja luz sobre una verdad simple pero poderosa: nuestro sistema financiero está diseñado para favorecer a unos pocos ultrarricos, dejando atrás a la mayoría de la gente. Las reglas actuales no sólo lo permiten, sino que lo impulsan, ampliando la brecha entre ricos y pobres.
Pero reconocer este problema es el primer paso hacia el cambio. Este “Mensaje de esperanza” nos anima a imaginar y crear un sistema financiero que beneficie a todos. Imaginemos un mundo en el que la riqueza apoye a las comunidades, abra puertas y mejore las vidas, no sólo de unos pocos, sino de todos.
No se trata solo de dinero: se trata de justicia, dignidad y un futuro en el que todos tengan la oportunidad de prosperar. Dejemos que este mensaje inspire a la acción. Juntos podemos transformar el sistema y hacer realidad esta visión.
2. Nuestro sistema financiero crea un ciclo de desigualdad y guerras.
En vísperas de la mayor guerra que el mundo jamás conocería, las calles bullían de inquietud. Los ricos amasaban palacios de oro, mientras millones trabajaban arduamente por miserias. La desigualdad ya no era solo una cifra en un informe; se palpaba en platos vacíos, hogares fríos y los sueños destrozados de la gente común.
Esta creciente brecha entre ricos y pobres no solo causó malestar social, sino que socavó los cimientos mismos de la paz. Y cuando el sistema finalmente se derrumbó bajo su propio peso, estalló la tormenta: una guerra mundial que afectaría a todo y a todos.
Irónicamente, esta guerra devastadora trajo consigo algo inesperado. Las bombas que arrasaron ciudades no solo destruyeron edificios, sino que también aniquilaron enormes cantidades de capital. Las cuentas bancarias desaparecieron, las acciones perdieron todo su valor y el poder de los superricos se hizo añicos. Lo que quedó fue un mundo al descubierto, donde todos tuvieron que empezar de nuevo.
Y fue precisamente allí, entre las ruinas del antiguo sistema, donde se construyó algo nuevo.
Los años posteriores a la guerra se caracterizaron por la cooperación y la solidaridad. Los gobiernos invirtieron en educación, infraestructura y atención médica. Los trabajadores recibían salarios justos, las empresas pagaban su parte y la riqueza no estaba exenta de escrutinio. Por primera vez en mucho tiempo, no solo creció la economía, sino también la clase media. Había una sensación de justicia, de recuperación colectiva. La sociedad floreció.
Pero los sistemas son como los ríos: si no los dirigimos activamente, vuelven a su cauce anterior.
Poco a poco, el equilibrio empezó a cambiar. Los impuestos se mantuvieron altos para los trabajadores, pero los ricos encontraron maneras de proteger su dinero. Crearon nuevos tipos de riqueza, ocultos en sistemas digitales y finanzas complejas. El dinero empezó a fluir de nuevo, pero principalmente hacia los más ricos. Lentamente, la desigualdad regresó, silenciosa pero firmemente.
Hoy nos encontramos una vez más en una encrucijada. La historia nos advierte: cuando la desigualdad crece, la paz se tambalea. Pero también nos da esperanza: el cambio es posible. Ya lo hemos logrado. Podemos elegir un sistema que valore no solo lo que posees, sino también lo que aportas. Que honre el trabajo y grave la riqueza de forma justa.
La pregunta no es si debemos actuar, sino cuándo lo haremos. Y quién dará el primer paso.
3. Nuestro sistema financiero nos ha dejado en un impasse político.
El mundo enfrenta desafíos urgentes: el aumento del costo de la vida, las guerras y el cambio climático. Sin embargo, los sistemas políticos siguen estancados. Los partidos de izquierdas exigen impuestos más altos, mientras que los de derechas sostienen que eso empeorará las cosas. Ambos bandos tienen argumentos válidos, pero ninguno ofrece una solución real, lo que nos deja en un punto muerto.
Sin embargo, hay esperanza. La humanidad se encuentra en un punto de inflexión. Podemos continuar con políticas nacionales fallidas, permitiendo que la riqueza se concentre en las manos de unos pocos, o unirnos a nivel mundial para crear leyes audaces que devuelvan la riqueza y las oportunidades a la mayoría trabajadora.
La elección es nuestra, como explica el vídeo a continuación.
4. Estamos en la cúspide de nuestro próximo paso evolutivo: la Revolución Financiera.
La humanidad ha alcanzado algunos hitos importantes en su evolución y está a punto de dar el siguiente paso evolutivo cambiando su sistema financiero. A continuación se presentan los principales pasos evolutivos de la humanidad.
1. Bipedalismo (hace unos 6-7 millones de años)
Uno de los primeros rasgos que definieron la evolución humana fue caminar erguido sobre dos piernas. Esta adaptación liberó las manos para usar y transportar herramientas, mejoró la eficiencia energética para viajes de larga distancia y proporcionó un mejor punto de observación para avistar depredadores.
2. Uso y fabricación de herramientas (hace unos 3,3 millones de años)
Los primeros antepasados humanos, como el Australopithecus y más tarde el Homo habilis, comenzaron a fabricar y utilizar herramientas. Esto marcó un cambio clave en las habilidades para resolver problemas y las estrategias de supervivencia, ya que las herramientas permitieron el acceso a nuevas fuentes de alimentos (por ejemplo, carne y médula) y ofrecieron protección.
3. Dominio del fuego (hace entre 1 millón y 300.000 años)
La capacidad de controlar el fuego fue un momento transformador en la evolución humana. El fuego proporcionaba calor, protección contra los depredadores y la capacidad de cocinar los alimentos, lo que los hacía más fáciles de digerir y más ricos en energía, lo que favorecía el desarrollo del cerebro.
4. Lenguaje y comunicación compleja (hace unos 300.000 años o antes)
La evolución del lenguaje complejo permitió a los humanos compartir información detallada, cooperar a gran escala y transmitir conocimientos de generación en generación.
5. Revolución agrícola (hace unos 10.000 años)
El paso de la caza y la recolección a la agricultura y la domesticación de animales marcó un cambio profundo en el estilo de vida humano. Permitió asentamientos permanentes, el crecimiento de la población y el surgimiento de sociedades complejas, pero también introdujo desafíos como las enfermedades y la desigualdad social.
6. Revoluciones tecnológicas e industriales (últimos 300 años)
Los avances en ciencia y tecnología (por ejemplo, la imprenta, las máquinas de vapor, la electricidad) alteraron drásticamente la vida humana, posibilitando la comunicación global, la producción en masa y los avances médicos. Estos cambios influyeron profundamente en la trayectoria de la humanidad y nuestro impacto en el planeta.
7. Revolución financiera (iniciada en 2014 por el profesor Piketty)
Desde que el bestseller mundial de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, llegó a la escena mundial en 2014, algo ha quedado dolorosamente claro: nuestro sistema financiero está roto. Concentra la riqueza, fomenta la desigualdad e impulsa el tipo de malestar social y conflicto que nos amenaza a todos. Ya no podemos permitirnos ignorarlo. La humanidad se encuentra en una encrucijada, y es hora de cambiar.
Como humanidad, estamos a punto de dar el siguiente paso evolutivo: la revolución financiera. Lo logramos implementando tres nuevas y audaces reglas del juego, como se describe en el siguiente capítulo.
D. Nuevas reglas del juego
Cuando las reglas cambian, el juego cambia. Por eso, crear un mundo mejor empieza por reescribir las reglas que rigen nuestra economía y sociedad. A continuación, se presentan tres propuestas audaces que abordan las deficiencias fundamentales del sistema financiero actual. Estas no se basan en ideologías, sino en la equidad, la sostenibilidad y la prosperidad compartida.
1. Impuesto sobre el patrimonio para los súper ricos: Recuperando la prosperidad compartida
Regla 1: Un impuesto anual 30% sobre activos netos superiores a 10 millones de euros.
Hoy en día, los superricos controlan más de la mitad de la riqueza mundial, mientras millones de personas carecen de servicios esenciales: vivienda, atención médica y dignidad básica. Un impuesto al patrimonio 30% para los ultrarricos no es un castigo; es una recalibración. Activa el capital estancado y lo redirige hacia el bien común: financiar la educación, la acción climática, la infraestructura y los servicios públicos resilientes, los mismos sistemas que hicieron posible la riqueza. Esto no es una retribución. Es una reintegración: un retorno al equilibrio económico.
2. Participación en las ganancias de los empleados: Recompensas justas para los creadores de valor
Regla 2: Exigir a todas las empresas que compartan el 50% de sus beneficios netos con los empleados que ayudan a generarlos.
Los trabajadores impulsan cada producto, cada innovación, cada éxito. Sin embargo, la brecha entre quienes trabajan en la planta y quienes ocupan puestos directivos se ha ampliado hasta convertirse en un abismo. El reparto de utilidades reimagina el negocio como un esfuerzo colectivo: no una pirámide, sino una alianza. Cuando los empleados son tratados como verdaderos accionistas, la lealtad crece, la creatividad prospera y se restaura la dignidad en el lugar de trabajo. Así es como recompensamos a quienes crean valor, no solo a quienes lo poseen.
3. Alivio fiscal para los trabajadores: aligerar la carga laboral
Regla 3: Impuestos sobre la renta más bajos para todos los trabajadores.
Actualmente, gravamos más el trabajo que la especulación. El esfuerzo, más que los derechos. Eso es un error. Al reducir los impuestos sobre la renta para los trabajadores y sus familias, aliviamos las cargas cotidianas, aumentamos la renta disponible y revitalizamos las economías locales. Esto no es una limosna, sino una justicia que se esperaba desde hace tiempo. Porque cuando recompensamos el trabajo en lugar de la riqueza, construimos una economía que funciona para todos.
Estas nuevas reglas no son radicales, sino razonables. Nos muestran el camino a seguir: de una economía que toma a una que da. De acumular riqueza a invertir en los demás. Esto no es solo una revolución financiera, sino un movimiento para construir vidas con sentido, dignidad y éxito compartido.
E. Voto
¿Estás tú también listo para respaldar estas nuevas y audaces reglas que dan forma a un mundo mejor para todos?
El momento es ahora.
Emite tu voto y ayuda a amplificar este movimiento.
Difunde el mensaje con lo que lees, usas y compartes. Nuestros libros, calcomanías, gorras y camisetas son temas de conversación, gritos de guerra y símbolos de un futuro por el que vale la pena luchar. Dilo. Vístelo. Vívelo.